La mayoría de las personas, sobre todo las que habitamos en ambientes urbanos, vivimos rodeadas de miles de estímulos. El trabajo, la pareja, los niños, el tráfico, las prisas, el teléfono, emails, whatsapp, televisión, noticias, responsabilidades, preocupaciones, preparativos…  mantienen nuestra mente continuamente ocupada. A menudo emprendemos tareas que realizamos automáticamente, repitiendo una y otra vez los mismos gestos y acciones mientras pensamos en otra cosa. La obsesión por conectarnos nos ha acabado desconectando del entorno y de nosotros mismos, alejándonos del aquí y el ahora. Ya lo decían los antiguos romanos: Carpe Diem, vive el momento, tú momento.

art3_img2Y fue para aprender a vivir el momento conscientemente y combatir así enfermedades y problemas de la vida moderna como el estrés, la ansiedad, el dolor crónico o el déficit de atención, por lo que surgió hace unas tres décadas el Mindfulness (que podría traducirse por “atención plena”). Aunque esta disciplina viene de antiguo, ya que era conocida y practicada por monjes budistas hace más de 2500 años, ha despertado la atención de la neurociencia y la medicina actuales por las mejoras que es capaz de producir en la salud física y mental de las personas que la practican.

El Mindfulness bebe directamente de las técnicas de meditación. Consiste en una forma especial de prestar atención, conscientemente, al momento presente, suspendiendo los juicios, parándonos a analizar la situación antes de actuar o tomar una decisión. Se basa en sencillas técnicas de concentración que, practicadas habitualmente, entrenan y preparan nuestro cerebro para desarrollar la atención. Las ventajas de esta nueva manera de afrontar la vida diaria art3_img4son múltiples. Al focalizar nuestros pensamientos en aquello que estamos haciendo eliminamos ese ruido-parloteo interior que tanto nos distrae, optimizando así el resultado de cada una de nuestras acciones. Por otro lado solemos juzgar los acontecimientos que nos rodean comparándolos con experiencias anteriores que pueden, en algunos casos, aportarnos ansiedad y estrés. El Mindfulness nos enseña a afrontar estas situaciones de una manera nueva y limpia, sin juicios, lo que nos ayudará a actuar de forma renovada y diferente en situaciones habituales, en vez de adoptar los típicos comportamientos automáticos. Por supuesto su utilidad en el trabajo o los estudios está fuera de toda duda, ya que una concentración plena puede ayudarnos a ahorrar mucho tiempo en distracciones y, por lo tanto, alcanzar los objetivos de una manera directa y serena, tomando las decisiones adecuadas y dedicando el tiempo justo a cada tarea.

Pero sobre todo, con Mindfulness aprendemos a disfrutar  de las sensaciones que nos producen los pequeños gestos cotidianos que tanto despreciamos y a los que tan poca atención solemos prestar.

Gabriel García de Oro nos propone en uno de sus artículos este evocador ejercicio:

“La pasa. Este es uno de los ejercicios más utilizados en los talleres de mindfulness en todo el mundo. Es tan sencillo como revelador. Se trata de tomar una pasa. Sí, una simple uva pasa. Pero no nos la comemos, no aún.

Primero se observa con detalle y hay que centrarse en darse cuenta del amplio abanico de colores y tonalidades, de cómo incide la luz en sus pliegues, en su textura rugosa. En lo irregular de sus formas a nuestros ojos. Se trata de captar todo lo que se pueda ver. Luego, hay que cerrar los ojos y tocar la uva pasa. Pero con mimo. Hacerla bailar entre los dedos, para darse cuenta de su tacto, del nuestro; de cómo se mezcla su piel con la nuestra.

Después, con los ojos cerrados todavía, nos ponemos la pasa en la boca. No la mordemos, sino que la acariciamos con los dientes primero para luego notar que cae en nuestra lengua, acolchándola. Ahora exploramos con la lengua, de la misma manera que hemos hecho con los dedos. Lentamente. Sin prisas. Disfrutando de todo lo que una simple e insignificante uva pasa nos puede ofrecer. Al final, ahora sí, la mordemos. Y somos conscientes de una explosión magnífica que se produce en nuestros sentidos. Percibimos su sabor, cómo se funde y confunde con el nuestro, con la saliva, con el gusto. Tratamos de llenarnos toda la boca con esa mezcla, llegando a todos los rincones. Solamente entonces nos tragamos la pasa y notamos cómo baja por la garganta, cómo abandona la boca y se integra en nuestro interior. Una vez finalizado el ejercicio, esperaremos unos segundos para abrir los ojos y celebrar que hemos disfrutado de una pasa, tal vez por primera vez en la vida, en lugar de engullirla. La hemos sacado todas las posibilidades que tenía para ofrecernos. Eso es lo que ocurre con el presente, que si lo engullimos con las prisas y la falta de atención, no dejamos que nos dé todo lo que tiene para ofrecernos”
art3_img3Los beneficios de la meditación en el cerebro humano están siendo estudiados con creciente interés por diferentes disciplinas científicas con resultados sorprendentes, descubriendo que los meditadores a largo plazo tienen mayor densidad neuronal, sus cerebros presentan mayor rugosidad (lo que se relaciona con una mayor capacidad de procesar información) y la incidencia de estrés, ansiedad o depresión es muy baja.

Son muchas las técnicas Mindfulness que pueden ayudar a mejorar nuestra concentración y capacidad de reacción cotidianas y por ende, nuestra calidad de vida y la forma en que nos relacionamos con nosotros mismos y nuestro entorno, técnicas que podrás conocer a través de la metodología Coaching-Learning y el Diploma de Estudios Especializados en Coaching Ejecutivo y Organizacional impartido por la Universidad de Sevilla. Mejorar es más fácil de lo que piensas.

Diploma de Estudios Especializados en Coaching Ejecutivo y Organizacional

Organiza: Siscapem, Universidad de Sevilla
Número de créditos: 30 ECTS
Fecha Inicio: 07/11/2015
Fecha Fin: 05/04/2016
Modalidad: Semipresencial
Precio: 2.459 € (tasas incluidas)
Posibilidad de pago fraccionado

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