“Nunca los hemos visto, sabemos que existen y tenemos fe en que su materia compone el universo y nuestra propia realidad cotidiana. Sus nombres nos suenan a todos, aunque la mayoría no entendamos muy bien qué son y cómo se comportan. Los llamamos átomos, quarks, fotones o partículas y son estudiados por  la física cuántica con resultados inesperados y asombrosos”

 

Teléfonos inteligentes, tablets de última generación, robótica… Los parámetros de la mecánica cuántica han contribuido al importantísimo avance tecnológico del último siglo. Pero hay mucho más, la física cuántica, lejos de crear una distancia entre ciencia y espiritualidad, nos sorprende postulando que ambas están íntimamente ligadas y no solo eso, según sus teorías nosotros mismos, a través de nuestras actitudes y comportamientos, podemos influir en el campo cuántico que nos rodea moldeando nuestra propia realidad y destino, o al menos las probabilidades de que ocurra lo que deseamos. Sí, quizás sea difícil de asimilar, pero empecemos hablando de algo más tangible, ese gran desconocido, nuestro cerebro.

CEREBROEn las últimas décadas el estudio de éste órgano ha avanzado a pasos agigantados y, a pesar de que su funcionamiento sigue siendo un enigma, técnicas como la tomografía de emisión de positrones o las imágenes por resonancia magnética funcional, han permitido que los investigadores puedan observarlo en vivo y a pleno rendimiento, atendiendo al comportamiento de las distintas zonas según los estímulos recibidos. En pruebas realizadas a diferentes sujetos en los que se les mostraba determinado objeto, se observaba una reacción electroquímica en un área concreta, lo sorprendente es que al pedir al sujeto que cerrara los ojos e imaginara ese mismo objeto, ¡su cerebro reaccionaba de idéntica manera a cuando lo estaba viendo de manera “real”!, por lo tanto ¿cuál es entonces la realidad para nuestro cerebro, la percibida o la imaginada? Roger Penrose, físico experto en mecánica cuántica y relatividad general, afirmó en 1989 que: “La conciencia se crea por una serie de misteriosos fenómenos de la mecánica cuántica que tienen lugar dentro de las células del cerebro”, según esto la realidad que percibimos no sólo está en el mundo que nos rodea, también la creamos dentro de nosotros mismos.

IRA

Realidad e imaginación están

íntimamente relacionadas

Pero ¿de dónde surgen esos sentimientos y sensaciones que experimentamos a diario? El origen está en una pequeña zona del cerebro llamada hipotálamo. Aquí se crean unas secuencias de aminoácidos, los péptidos, que son los responsables de todas nuestras emociones, desde la rabia o el pánico, hasta la felicidad y el amor. Cuando sentimos determinada emoción el hipotálamo libera esos péptidos, que a través de la glándula pituitaria llegan por torrente sanguíneo a las células que tienen esos receptores en el exterior. Candance Pert, profesora de Medicina en la Universidad de Georgetown lo explica así “cada célula es un pequeño hogar de conciencia. La entrada de un neuropéptido en una célula equivale a una descarga de bioquímicos que puede llegar a modificar su núcleo”. Ésta sensibilidad de las células a los estímulos de nuestro cerebro hace que se “acostumbren” cuando estos son siempre similares, creando patrones de pensamiento. Igual que un corredor de maratón ejercita los músculos de sus piernas, cada individuo estimula y desarrolla las sensaciones que acostumbra a usar. Esto puede llegar a ser frustrante ya que si no gestionamos bien sentimientos como la angustia, el estrés o el miedo, nuestro cerebro adquirirá la tendencia a mantenernos siempre en tales estados, y a usar esas sensaciones ante cualquier estímulo o circunstancia. En definitiva, nos volvemos adictos a nuestras reacciones habituales, que poco a poco van conformando la identidad y carácter de cada individuo. Por ejemplo, si a menudo nos enfadamos con nuestro vecino porque deja la basura en la puerta y gritamos en el coche porque el tráfico nos irrita, además de empezar el día enfadados y con una perspectiva negativa, nuestro cerebro tenderá a reproducir esas sensaciones nocivas cada vez que veamos al vecino o nos montemos en el coche, aunque los estímulos circunstanciales no se den en ese momento. Lo peor es que, por regla general, acostumbramos a realizar cada día las mismas rutinas y a repetir en cada situación idénticas reacciones. Si nuestro cerebro adquiere el hábito de pensar positivamente, encararemos las situaciones diarias de manera creativa y productiva. Por el contrario, una persona con tendencia a pensamientos negativos, tales como el miedo, el rencor o la envidia, será más propensa a manifestar actitudes y reacciones negativas a lo largo de su vida, que seguramente desencadenarán en nuevos estados estresantes y frustrantes, lo que la mantendrá en una espiral de sensaciones y hechos perniciosos. A veces intentamos cambiar nuestra circunstancia vital, pero no nos acordamos de que primero deberíamos cambiarnos a nosotros mismos. Desaprender viejos valores y reaprender nuevas conductas y esquemas de pensamiento puede ayudarnos a tomar las riendas de nuestra vida y a alcanzar los objetivos que realmente nos propongamos.

Si no gestionamos bien sentimientos como la angustia,

el estrés o el miedo, nuestro cerebro adquirirá la

tendencia a mantenernos siempre en tales estados

AMORY te preguntarás ¿qué tiene que ver todo esto con la física cuántica? Existen diversas teorías que afirman que todas las cosas, también los seres humanos, están rodeadas por un campo cuántico, y que los diferentes campos cuánticos de todo ser u objeto interactúan entre sí. Según esto, si somos capaces de alcanzar un estado óptimo de equilibrio interior, y aprendemos a canalizar nuestra energía, podemos visualizar situaciones futuras que deseamos nos ocurran propiciando así que suceda lo que deseamos. Para entenderlo mejor, todos los átomos del cuerpo se ponen en sintonía con nuestros deseos hasta llegar a alcanzar situaciones propicias que nos ayuden a cumplir las expectativas marcadas.

Existen diversas técnicas que pueden ayudarnos a resetear nuestro cerebro y que podrás aprender mediante la metodología Coaching Learning, todas ellas te ayudarán a alcanzar tus metas y a generar una versión mejorada de ti mismo.